Las ciudades imperiales de Marruecos, conocidas en árabe como عواصم المغرب التاريخية y en francés como villes impériales du Maroc, se refieren a las cuatro capitales históricas que han servido como sedes oficiales para los soberanos alauíes a lo largo de los siglos: Fez, Marrakesh, Mequinez y Rabat.
Cada vez que un monarca magrebí elegía una de estas ciudades como su residencia oficial, transformaba la urbe mediante la construcción de monumentos y la promoción de un ambiente de prestigio y esplendor. Estas ciudades se convirtieron en centros culturales, políticos y económicos prominentes, reflejando la riqueza y la influencia de la dinastía alauí a lo largo de la historia de Marruecos.
Actualmente, Marruecos es una monarquía constitucionalista, donde el Rey mantiene una posición de facto como soberano, aunque en ocasiones el texto constitucional limita su autoridad, reservándola en última instancia a la nación. A diferencia de una monarquía parlamentaria como la de España, el nombramiento del Primer Ministro, quien ejerce como Jefe de Gobierno, ya no depende directamente del Rey desde la reforma constitucional de 2011.
Las cuatro ciudades imperiales han sido reconocidas por su valor histórico y cultural al ser designadas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: la ciudad histórica de Mequinez en 1996, la medina de Fez en 1981, la medina de Marrakesh en 1985 y la ciudad de Rabat en 2012. Estas distinciones subrayan su importancia global como centros urbanos excepcionales, donde la arquitectura, las tradiciones y la historia se entrelazan para contar la historia vibrante de Marruecos.